miércoles, 9 de septiembre de 2009

Mi vida en ruinas

Esta tarde estaba tan amargado que me he metido en la única película que aún no he visto: Mi vida en ruinas, producida, nada más y nada menos, que por Tom Hanks. Si el Antichristo era una paja mental de Von Trier, Mi vida en ruinas es un merengue asqueroso perjudicial para la salud. Me quedo con la de Von Trier. ¿Cómo puede un tío como Tom Hanks producir una cosa así habiendo hecho tan buenas películas? Los americanos nunca dejan de sorprenderme.
Por cierto, hay un momento en que Richard Deyfrus tiene que recurrir a las pastillas (incluso dice la marca) para tirarse a las dos españolas del grupo de turistas interpretadas por dos actrices españolas.
Hace dos años, cuando mi médico me dijo que no empalmaba porque tenía una depresión de caballo, me aconsejó, precisamente, la misma marca de pastillas que dice Deyfrus en la película. Le dije, todo ofendido y acojonado, que no, que volvería a empalmar sin ayudas externas. Y la verdad es que actualmente consigo empalmar algo, pero nunca del todo, y, además me dura muy poco. Por eso tengo que ir rápido cuando hago (de uvas a peras) el amor con mi mujer. Pero yo tengo confianza en que algún día mi pene vuelva a ser el de antes.
Si uno se para a pensarlo, después de haberme follado a cientos de mujeres, que ahora me pase esto, es de risa.
Un amigo de mi padre, que yo apreciaba como si fuera de la familia, engañó toda su vida a su mujer. Tenía la desfachatez de llevar en su cartera las fotos de sus amantes para enseñarlas a sus amigos. Y cuando hablabas con él, su tema predilecto eran las mujeres. Y sin vergüenza alguna, te contaba todo tipo de detalles de sus escarceos sexuales. La verdad es que se hacía pesado.
La última vez que lo vi fue en Palma. Debía de tener los ochenta años y se conservaba, que ni te cuento. Parecía el mismo Clark Gable, con bigotito incluido. Y recuerdo que me enseñó la foto de su última amante para luego contarme lo caliente que era y las guarradas que le hacía.
Dos meses después de ese encuentro su esposa llamó a mi madre para decirle que a su marido le habían detectado un cáncer de testículos. A partir de ahí su vida fue deteriorándose y terminaron extirpándole testículos y pene; meaba por un tubo. Tardó un año en morirse.
Esta historia la he contado porque el bueno del amigo de mi padre, que era un tío cojonudo y muy buena persona (si se le perdona lo de poner los cuernos toda su vida a su mujer), podría haber muerto de pulmonía o de lo que fuera, no precisamente de cáncer de testículos y, en consecuencia, le tuvieran que extirpar el pene, que tanto utilizó en vida.

Hasta hace unos veinticinco años yo creía ser un adicto al sexo porque me intentaba ligar todo lo que llevara faldas, pero me equivocaba; me lo dijo un psicólogo. Lo que me pasaba es que tenía inseguridad y un gran complejo de inferioridad, que curaba conquistando mujeres. Por eso, desde cuando me levantaba hasta que me iba a acostar, intentaba ligar. Era una obsesión. Menos paralíticas, muy gordas o muy feas, todo me iba bien, a todas les encontraba su encanto. Era un auténtico Casanova. Eso sí, en cuanto me las tiraba, dejaban de verme.
He dicho que me he tirado cientos de tías, quizá haya quedado corto, habrán sido más de mil, por lo menos. Porque cuando realmente dejé a un lado esa obsesión por conquistar (el psicólogo me dijo que era un milagro) había cumplido los cuarenta y no tenía ni una amiga. Todas me odiaban. Fue a partir de entonces cuando empecé a disfrutar de las mujeres, de su inteligencia, de su amistad, de su generosidad, y un millón de cosas más. La mujer es superior al hombre en casi todos los sentidos y, sobre todo, en la inteligencia.
Ahora ya ni me masturbo y pienso muy poco en el sexo. Lo único que no puedo reprimir es mirar a las mujeres bonitas por la calle. Así es la vida. Espero que algún día mi pene sea el de antes, pero si no lo es, tampoco me moriré. Tengo cosas más importantes en que pensar.

6 comentarios:

Sara Royo dijo...

El interés sexual se va perdiendo con el tiempo, gracias a Dios.
Mola tu blog.
Saludos.

Paris Quelart Budó dijo...

Yo nunca he tenido demasiado interés por el sexo aunque haya ido con muchas mujeres.
Yo necesitaba -según mi psicólogo-, que todas las mujeres del mundo se ridieran a mis pies.
El sexo siempre ha sido secundario en mí, aunque parezca mentira con la fama de ligador que tengo.

Unknown dijo...

Tu vida es de película jodida, pero lo tienes crudo, en este país de pandereta los guionistas y los productores no leen. Lo siento, tío. Yo te doy animos para seguir porque yo te seguiré.

Anónimo dijo...

ES la primera vez que paso por tu blog y la verdad, me parece muy original la manera de desarrollar tus entradas a partir de una peli.
Me alegro que todo vaya bien por tu azotea y más abajo.

Paris Quelart Budó dijo...

Querida, Lucida, si me fuera bien no escribiría mis intimidades para cuatro que me leéis. haría otras cosas más provechosas.

Anónimo dijo...

perdona por no entenderte... entonces, espero que dejes de escribir por aquí, eso será una buena señal.