jueves, 26 de noviembre de 2009

Si la cosa funciona

Ayer mi hijo me invitó a comer a un italiano porque después íbamos ir al cine, a ver la última de Woody Allen, Si la cosa funciona. La comida transcurrió con normalidad, siempre intentando no contradecirle para no ponerle nervioso. Me explicó los pormenores de un negocio que tiene entre las manos, que según él, lo hará millonario antes de cumplir los treinta años.Al salir, mientras que caminábamos hacia el cine, empezamos a hablar de mujeres e irremediablemente salió el nombre de la mujer con la que está, la falsa pija, como la llamo yo.
Acabamos peleándonos a grito pelado en plena calle (menos mal que estaba vacía), hasta que me mandó a la mierda y se fue dejándome colgado. Cabreado me fui a mi casa.
Os contaré lo último de la pija falsa con problemas de alcohol y de decir la verdad. Hace dos semanas que mi hijo me dijo que le habían dado la dirección de una empresa relacionada con la salud. Por supuesto que no me lo creí porque sé lo inútil que es la novia de mi hijo, que por no saber, no sabe ni conducir, y por no tener, no tiene ni estudios ni sabe inglés.
Ese día también nos peleamos y me dijo que la gente no tenía tan mala suerte como yo, que era un fracasado. Pero mira por donde, ayer me encontré con un médico que trabaja en la empresa, que según mi hijo, la pija falsa es la directora. Resulta que en la empresa hay director, no diractora, y que nunca ha oído hablar de ella.
Por la noche recibí el siguiente correo. Hay que reconocer que mi hijo tiene mucho talento para escribir. Lo lleva dentro. El siguiente texto es la carta de mi hijo dirigida a mí.



Ante todo, voy a aclararte una cosa: he crecido siendo presa de humillaciones constantes, en un ambiente violento y malsano, de egoísmo y miseria... no sólo por vuestra parte, sino por parte de cuantos me han rodeado. No me han ocurrido demasiadas cosas bonitas, sino al contrario. Y no te confundas, no voy de víctima, porque no lo soy; los hechos, las circunstancias, el odio y la rabia, me han hecho de esta manera. Soy un superviviente, un trepa, si quieres llamarlo así, y no me importa nada de lo que puedan decir de mí. En el fondo, haga lo que haga, la mayor parte gente siempre me hará daño, intencionada o desintencionadamente. Y no hablo sólo de vosotros, mis padres, sino de todos los que se han cruzado conmigo, desde mis compañeros del colegio hasta Álex.
Dios nos cría y nosotros nos amontonamos, porque la manera de ser de uno es inexorable y nuestros actos nos conducirán al final del camino, y todo está escrito, en nuestro cerebro y nuestra sangre, escrito por nuestro carácter e ideas y forma anímica. A Bacon le gustaba ser golpeado hasta la extenuación, y si alguna vez estuvo enamorado de verdad, esa vez fue cuando recuperó la conciencia en el hospital después de que el primer gran amor de su vida lo lanzara contra una vidriera de cristal laminado. Por poco pierde un ojo, ojoque tuvieron que recolocarle los médicos, aunque eso, a sus buen ver, era amor. No comprendo al cien por cien su naturaleza, pero la respeto. Le gustaba sufrir, y ahí estaba el genio de su maravillosa obra. Yo, por suerte o por desgracia, no puedo trabajar si me pegan, si bebo, si me drogo... seguramente porque ni siquiera llegaré nunca a ser como Bacon o sus coetáneos. A mí no me gusta sufrir, y ya estoy harto de hacerlo, pero al parecer ese es el destino que de momento me toca correr, el del sufrimiento y el egoísmo.
A es egoísta, L es egoísta, vosotros sois egoístas... cada uno de vosotrosa su manera, revertiendo la mala leche en diferentes canales que desembocan siempre, irremediablemente, en mí, jodiéndome. Porque aquí, el más jodido detodos, soy yo y nadie más.
Lo único que quiero es salir adelante, y hago lo que creo conveniente para ello. Vuestras opiniones, juicios y demás podéis quedároslos. Pueden hablarte lo mal que quieran de mí, y de A, y a mí pueden hablarte mal de tí y A puede decir por ahí que soy un yonki, y yo me reiré, porque me extraña que siendo tan desgraciado haya tanta gente que vaya por ahí contando cosas de mí. Yo también hablo mal de ellos, y luego les sonrío como ellos me sonríen a mí, con la diferencia de que yo soy más cabrón que todos juntos y me las guardo, y que nunca he negado mis actitudes o vicios.
Nunca, por hipócrita, desleal, pendenciero, egoísta, borracho, fumador o mediocre que sea, llegaré a ser tan mierda como ellos. Esté con A, con Penélope Cruz o follándome por el culo a Zapatero. ¿Realmente es tan importante lo que cuenten los pringados que nos conocen? ¿Nos conocen en los círculos de la Presley? ¿Brad Pitt ha dicho que yo soy un drogadicto? ¿O ha sido Spielberg? ¿Se ha levantado Mozart de su tumba para contarte lo que hago a las siete de la mañana en los peores antros de esta ciudad que tanto detesto? No, ¿verdad? ¿Y sabes por qué? Porque no somos nadie. Nadie. NADIE.
Sigue montándote las películas que quieras, imaginando cosas que no existen, que yo, mientras tanto, levantaré mis sueños, edificándolos como cualquier trepa, en silencio, cuando nadie mira o cree que mira y no ve una mierda. ¿Realmente esperas que me preocupe por lo que, en estado de embriaguez, haya dicho mi pareja de mí, cuando mi padre me ha insultado y humillado incansablemente desde que tengo uso de razón? A veces pareces muy ingenuo. Sí, claro, ahora estarás pensando que el ingenuo soy yo, que no tengo ni puta idea de la vida, que no poseo la inteligencia ni la voluntad necesaria para conseguir nada, pero, ¿no te has parado a pensar que, quizás, lo que tengo es lo que quería? ¿No podría ser que yo estuviese harto o aburrido de ti? ¿De mi vida contigo? ¿De tus gritos y tus neuras y tu frustración? Y ahora no me digas que eres un triunfador, porque no lo eres. Lo siento pero no.
Yo estoy, de alguna forma, orgulloso de ciertas cosas que has hecho y creo en ti para una serie de historias, pero no me trates de imbécil como haces siempre ni te engañes hablando de triunfadores. George Lucas es un triunfador. Almóvodar es un triunfador. Picasso es un triunfador. Tú no. Y no te lo digo para humillarte, ya que no tengo el más mínimo interés en hacerlo.
Deberías pararte a pensar en mis intereses y mis gustos. ¿Conociéndome cómo me conoces, según tú, crees que aguantaría con una tía tanto tiempo si estuviese sufriendo o peor que en casa? Por supuesto que no me casaré con ella, pero, aunque quisiera hacerlo, ¿quién eres tú para impedirlo? Me gusta estar con ella, y la disfruto hasta que me canse o me salga algo mejor, como haré con L, JM, los de Barcelona o tú mismo cuando me hinchéis las pelotas lo suficiente.
Llámame hijo de puta o piensa lo que te venga en gana, pero eso es exactamente lo que haríais todos en mi lugar, porque todos, os guste o no, sois tan humanos como yo. Hoy estoy aquí, pero mañana... ¿quién sabe? Puedo acabar pinchándome, sirviendo copas, haciendo música electrónica, pintando fachadas de casas, haciendo chapas, actuando en la calle o... quién sabe, haciendo cine. Cosas peores se han visto. Mucho peores.
El capullo de Hitler, siendo maricón, tonto y estando medio loco domino medio mundo, y eso sólo con su odio. Yo tengo mucho odio, te guste o no te guste, lo admitas o no, porque el talento, cuando se consume, se permuta en algo horrible, en una monstruosidad con mil braguetas... Y ya estoy cansado de dispersarme, simplemente te pido que pares con tu campaña contra mi efímero mundo del momento...
Ya me cuesta salir adelante siendo como soy y con lo que tengo, y por eso prefiero estar bien y en paz, y, si no pierdo nada y gano algo, por poco que sea, ayudar en medida de lo posible a quien lo merezca. Nunca seré tan cochino y despreciable como los demás, ya lo he dicho, aunque eso no quita que también sea cochino y despreciable. Y no me importa. No. No después de que me hayan insultado y vilipendiado durante años y años durante mi infancia. Como podrás observar, he omitido la violencia física, de la cual pareces haberte olvidado misteriosamente, igual que mi madre, para que no digas...
Debe ser cierto eso que dicen de que la peor violencia es la psíquica, porque me habéis jodido (y hablo en plural, de todos en general, para que no te quejes). Y no me quejo, ni os culpo, ni os deseo mal, pero, eso sí, dejadme hundirme con mi barco o alcanzar mi destino. Y si no deseas que te llame más ni aparezca por tu casa lo comprenderé, pero para.
Date cuenta de que no ganas nada y de que con tus ataques sólo has conseguido alejarte de mí. Tú mismo. Que una persona no pueda beber y tenga ataques de compulsión no es para tanto, yo mismo los padezco a veces, me vuelvo loco de verdad...
No tienes que dormir con ella, ni comer, ni verla, ni nada de nada, así que, porque no te olvidas del tema. Esta batalla la tenías perdida de antemano, como tantas otras en tu vida. No te detienes ni viendo que vas a estrellarte. Bueno, me parece bien que lo hagas, pero deja a los demás en paz. Que los demás se estrellen o metan los huevos en una trituradora. Porque los demás son libres. Yo soy libre.
Y si has de olvidarte de mí diciendo que mal estás, cariño, qué mal estás y qué libros tan chungos te di a leer cuando eras pequeño... bueno, creo que ya es tarde y que, nada, absolutamente nada, cambiará toda la mierda del pasado. Olvidamos lo que queremos recordar y recordamos lo que queríamos olvidar, así somos. Y ya está.
No me interesa tu opinión con respecto a mi vida personal, porque nunca, pase lo que pase, nos entenderemos ni llegaré a hacer lo que tú quieras o planees para mí. La gente que me rodea puede dar asco, pero yo también lo doy, y tú, no lo dudes... Somos seres humanos y eso no lo va a cambiar nadie; el problema es que tú eres la típica persona que escribe las reglas para los demás y las excepciones para ti, así que...
No me importa nada de lo que puedas decirme, porque estoy harto de que me mareen. Haré lo que desee, a mi libre albedrío y caiga quien caiga... Vida hay una, y no la voy a joder preocupándome en ser perfecto para gente a la que no le importa mi bienestar, sino la fachada de bienestar que ellos mismos han ideado para mí.
Ya te lo dicho, preocúpate por ti y, acaso, de mi madre, a la que tú elegiste (a las personas las elige uno guiado por sus sentimientos y su mente, no por lo que otros quieran para él), y olvídate de lo que yo haga o deje de hacer.
Deja de escribir reglas y vive tu vida en paz, que los demás continuaremos ennobleciendo el buen nombre que nos has dado en tuselecto grupo de amistades.
Suerte, y no sigas mareándome porque acabaré desapareciendo de tu vida de verdad y entonces sí que estarás jodido.

6 comentarios:

Unknown dijo...

sería bueno que le contestaras pienso yo, creo que, muy en el fondo, sus palabras piden respuesta

Paris Quelart Budó dijo...

Ya le he contestado muchas veces pero es inutil, él tiene un punto de vista muy personal de la situación. De todas formas yo tengo mi parte de culpa, que no es pequeña. Pero no toda.

Unknown dijo...

yo no soy padre, pero puedo decirte, desde mi perspectiva de hijo, que en todas la relaciones padre hijo hay roces. no conozco más de tu relación con tu hijo pero si es inútil ni hablar, habrá de darle tiempo al tiempo-. un saludo

Isabel Huete dijo...

Dicen que ser padre es difícil pero no lo puedo constatar porque no he tenido hijos; sin embargo sí puedo afirmar que ser hijo es dificilísimo.
Creo que en las malas relaciones no existe la culpa sino la corresponsabilidad.
Me sigue interesando tu blog.
Besos.

Anónimo dijo...

Hola! me acabo de topar con tu blog, me parece muy interesante pero le falta algo...un botón para que se pueden apuntar los seguidores :) Espero que lo pongas pronto.

Paris Quelart Budó dijo...

No sé cómo hacer lo del botón de los seguidores.