domingo, 4 de octubre de 2009

REC

“Que cabeza tienes tío, ¿de donde inventas todas esas historias, o crees que nos creemos estas supuestas peripecias de tu vida? ¡Aijaja, felicidades! Serías un guionista perfecto.”
Este comentario, debidamente corregido, es de una persona que firma como Anónimo, donde pone en entredicho la veracidad de lo que escribo. Antes que nada gracias por decirme que sería un guionista perfecto. Ojalá alguien lea tu comentario y me contrate como guionista. Te lo agradecería, Anónimo.
Me parece bien, las personas que me visitan son libres de creer o no creer. Pero yo me preguntó, ¿qué importancia tiene para el que lo lee si es verdad o mentira? Si lo importante es que me sirva a mí de terapia, según mi médico. Algo parecido a escribir en un cuaderno lo que te ocurre o lo que se te ocurre. No es nada nuevo para uno que sepa un poco de psicología.
Por ejemplo, ¿qué importancia tiene decir que la semana ha sido de puta pena? ¿Qué importancia tiene decir que yo no puedo pagar los gastos de escalera de cada mes, los seiscientos euros que me corresponde pagar por pintar la fachada, los cien euros que me corresponde pagar por la antena colectiva? ¿Continuo? Sin contar que tengo mi cuenta bloqueada por multas e impuestos de tráfico. Este mes tengo previsto cobrar del periódico ciento cincuenta euros, más o menos. Y si quiero verlos tendré que ir al periódico a pedir un adelanto para que no me los ingresen. Me han quitado mi sección dominical y en esta semana que dejamos he presentado cuatro proyectos y tres ya han sido rechazados. ¿Sabes lo que me dijo la directora del dominical?: “En este periódico hay demasiados compromisos, y los primeros son los amigos de la casa”.

Mi vida es una puta mierda y cada día tiene menos sentido y no hace falta tener mucha imaginación para escribirlo. No tengo un puto duro o euro o como se quiera llamar. Y lo peor de todo es que no hay perspectivas. ¿Quién va a darme trabajo a mis cincuenta y siete años? Sin saber idiomas, ni tener carrera, sólo sé escribir y hacer otras cosas que no son rentables. Mañana me levantaré y bajaré a desayunar con mi madre, que está desesperada porque no tiene dinero para pagarlo todo. Y yo no podré hacer nada. ¿Para escribir esto hay que tener imaginación?
Hoy, domingo, he ido a comer con mi mujer a casa de Funes (físicamente se parece al actor francés Louis de Funes), un homosexual francés bajito y con clase, que tiene una casa que te cagas al norte de Mallorca. La tiene llena de obras de arte y sin ningún tipo de seguridad. Es grande, de techos altos, y está rodeada de un jardín que parece una selva. Cuando estás en el interior de la casa parece que estás en otro país, en uno tropical, por ejemplo.

A Funes lo conocemos de la época que Pipi organizaba fiestas de verano en su casa (a mediados de los 90), donde se reunía lo mejorcito de la sociedad mallorquina, sobre todo de la parte del mariconeo. Funes siempre llegaba cargado con cajas de champán y quesos franceses, que su novio le ayudaba a bajar del Mercedes blanco con matrícula francesa. Y cuando llevaba cinco o seis whiskys (odiaba el champán porque contaba que en Lyon dos chaperos lo habían violado y obligado a beberse cinco botellas de champán) empezaba a desnudarse y a cantar canciones de Gilbert Bécaud. Su novio durante veinte años, un moro más maricón que un palomo cojo, se ahogaba de la risa. En una de esas noches gloriosas, se atragantó y cinco días más tarde moría de un ataque al corazón dejando a Funes heredero de una gran fortuna.

Hoy, Funes, nos ha llamado porque está muy deprimido. Su último novio, un joven atlético, con treinta años menos que él, le ha puesto los cuernos con un gañán (palabra suya) del pueblo y se ha llevado todas sus cosas de la casa. Por eso, ha llamado a las diez personas que aprecia más; entre los que me encuentro yo, para despedirse antes de suicidarse.
Parece mentira la cantidad de gente que se cree que es amiga mía y que para mí son simples conocidos que no me interesan para nada por lo gilipollas que son. A Funes siempre lo he considerado un maricón imbécil y, por supuesto, lo del suicidio es una trola. Es demasiado listo. Lo único que ocurre, es que cuando le da la depresión de millonario, utiliza cualquier excusa para organizar una comida o cena.
Pero lo importante en este momento para mí, es que nos han servido una paella de langosta para chuparse los dedos, acompañada de unos vinos franceses exquisitos. La comida ha sido servida por camareros que ha enviado el restaurante. Todo elegantísimo. A mí me ha acompañado mi mujer porque se enrolla con ellos y me dejan en paz a mí. En total, debíamos ser unos veinte: los diez amigos/as y sus acompañantes. A las siete, mi mujer y yo nos metíamos en el coche y poníamos rumbo a Palma con el maletero lleno de botellas de buen vino y algún que otro queso francés como regalo.

¿Cree alguien que para escribir esto hay que tener mucha imaginación? Si la vida es la mejor novela jamás escrita. La vida es una puta película, por eso se inventó el cine, para que pudiéramos plasmar en imágenes nuestras alegrías y nuestros dramas, nuestras ruinas y nuestras miserias, de lo contrario el cine no existiría. Igual que las novelas. No tiene sentido que existan si no podemos escribir la vida en ellas. Muchos de vosotros os preguntaréis el por qué conozco a este tipo de gente de tan alto nivel social. No hay ningún secreto. Me he dedicado a una profesión idónea para conocer a este tipo de fauna.
Por cierto, no os he contado de donde salió Funes. Mi querido y entrañable, Funes, porque la verdad es que es muy simpático. Era hijo de camarero y mujer de los lavabos de un bar de Lyon. Él fue al colegio hasta que supo leer y escribir, luego, a los doce años, lo pusieron a trabajar en una cocina. A los quince, cansado de tanta mierda, se tiró a la calle y salió adelante haciendo de chapero, y una noche, tuvo la suerte de chupársela a un gordo y seboso millonario belga. Éste, le introdujo en la alta sociedad parisina. Si esto es verdad o mentira, no lo sé, es lo que cuenta el propio Funes muy orgulloso. Yo, particularmente, conociéndolo como lo conozco, juraría que es verdad.
Acaba de empezar Rec por la 1, y voy a verla por segunda vez. Chiao.

3 comentarios:

Stultifer dijo...

En este mundo, donde hay que luchar para conseguir un reconocimiento,tras un minucioso estudio, STULTIFER te otorga el prestigioso galardón al MEJOR BLOG DEL DÍA correspondiente al miércoles 7 de octubre de 2009 en No sin mi cámara por los contenidos y matices. Visitanos y comenta con nosotros. Saludos cordiales.
Vamos, que nos ha gustado mucho y hemos querido acercarnos a ti.
Puedes colgar el Premio voluntariamente en tu blog.
Ya formas parte de la Orden del Stultifer de Oro.
Y si tienes una escalera, o fotografías una, mándanosla a edusiete@gmail.com y la publicamos inventándonos una historia.

También te informamos que el día 13 de octubre es el Stairs Day. Coloca ese día una escalera en tu blog

Dirty Clothes dijo...

vaya historias... Al menos te fuiste cargadito de la cena... Y bueno, ya vendrán tiempos mejores, esperemos...

dirty saludos¡¡¡

Anónimo dijo...

Me gustan tus historias, terapéuticas o no.
Las pelis de miedo, en cambio, las detesto.