miércoles, 17 de febrero de 2010

Conserje de noche

Sigo de conserje de noche o de guarda de noche o de desgraciado que cuida que ningún gilipollas entre en el hotel sin permiso. No hay nada qué contar. Mucha televisión: documentales, películas, Españoles en el mundo, y dormir, mucho dormir. No salgo del pozo.De todas formas este blog de mierda lo leen cuatro (uno de ellos eres tú). No creo que haya sido una buena idea escribirlo, y, sobre todo, cuando echo un vistazo a otros blogs incomprensiblemente muy frecuentados.Siempre he creído que el 70% de la humanidad es como un rebaño de becerros (antes que yo lo han dicho muchos genios y no pueden estar todos equivocados), y la verdad es que esos becerros no me están defraudando, siguen en su linea. O sea, becerros.
Suerte.

domingo, 7 de febrero de 2010

ANNA

Tengo un poco dejado lo de esta mierda de blog que no me sirve para nada. Hace dos noches me intenté tirar a una tía de sesenta años, de muy buen ver, y apenas empalmé.
No sé cuando voy a salir de este agujero del que estoy metido. Al final, cuando quiera follar como he follado toda mi vida, tendré que medicarme la depresión. Y eso me jode mucho porque soy antifármacos.
Como habréis podido deducir (los que aún deduzcáis) sigo de conserje de noche en el hotel de mi amigo, que por cierto, está en Cuba follándose niñas de veinte años... o menos, vete tú a saber con lo degenerado que es.
Aquí las noches son demasiado tranquilas, excepto las que tengo que llamar a la ambulancia para que se lleven a algún viejo/ja moribundo. Casi todos vuelven y siguen con sus juergas, pero alguno ya ni vuelve. Desde que estoy aquí ya se ha largado al Más Allá uno.
A lo que iba. Hace una semana entró en el hotel Anna (es su verdadero nombre) con su amiga gorda, de al menos cien kilos. Ahora me acuerdo de una aventura que tuve con una veterana holandesa y su amiga de cien kilos, pero eso es otra historia.
Desde el primer momento le caí bien a Anna, que me tiró los tejos sin perder tiempo. Pero como yo ya no follo ni con mi ex mujer (no sé si la puedo llamar ex) tenía miedo a fallar. Porque para colmo tampoco me masturbo. O sea, un desastre. Pero la otra noche regresaron al hotel sobre las dos de la madrugada bastante bebidas.
La gorda se fue a la habitación y Anna me pidió si le podía vender un whisky. Aunque no se pueden vender bebidas por la noche, le dije que sí. Pasamos al salón, se lo serví, nos sentamos y empezamos a hablar en medio español, medio inglés y por señas. Vamos, una mierda. Al final, aburrida de que no le metiera mano, me beso metiéndome la lengua hasta el ombligo.
En principio yo empalmé un poco, y la verdad es que me alegré, pero cuando me la sacó para chupármela, la erección no era completa. Me corrí en su boca a los cinco minutos y se tragó el semen. Luego me puso un condón e intentó metérsela sentada encima de mí, pero no hubo manera, no estaba lo suficiente dura. Frustrado le dije que lo sentía mucho, ella pareció no enfadarse y se masturbo delante de mí sin problema alguno.
Me recordó a una belga preciosa que me ligue treinta años atrás. Cuando terminaba de pegar el primer polvo, se lo montaba masturbándose sola. Era fantástico que no me exigiera nada. Yo soy hombre de un polvo.
En fin, Anna regresó a su Londres ayer. Me ha dicho que me escribirá e-mails. Parece mentira lo bien que se conservan algunas mujeres. Por ejemplo, Anna, que, según ella, no hace ejercício y como lo que quiere.

Este texto no está corregido.